Abecedario
A es por la angustia que sentí en el momento en que un
grito inundó a la habitación en un caos, y luego en un silencio casi eterno, en
el momento en que todas las miradas se reflejaron en mi, esas acusaciones que
no decían nada, pero que me observaban como condenándome por una atrocidad,
viajaron por toda la habitación buscándome, para penetrarme completamente, y
para así, poder silenciar en su totalidad, el sonido que segundos atrás se
mostraba alegre y vívido por el ambiente.
B es por la brevedad de duración que el silencio tuvo en
la habitación, y por la brevedad de duración que tuvieron las miradas, antes de
que todos los presentes se abalanzaran contra mi en un tono iracundo, enojados,
casi furiosos; Sus ojos buscaban apalearme, yo solo buscaba escaparme para
poder salirme con la mia, o solo para no terminar muerto.
C es por el cuchillo afilado que tome con la mano
izquierda y con el que, sin dudarlo ni un segundo, amenacé a todo quien que se
interpusiera en mi camino y me impidiese alcanzar la salida, para así poder
abandonar el establecimiento y escapar de la gente con la que en un punto de la
noche llegué a codearme, y ahora querían verme muerto.
D es por la desesperación que podía observar en la cara
de las personas que quisieron detenerme, pero que ahora estaban paralizados,
eso casi llegaba a excitarme, además, el temor que sufrían por la posibilidad
de perder su vida por el solo hecho de hacer una "buena acción" o
hacer justicia por mano propia que los atacaba en el momento, era una situación
hilarante desde mi punto de vista.
E es por el éxtasis que sentí en el momento en que
traspasé la piel caliente de un héroe anónimo, con la hoja helada del cuchillo
que estaba agarrando con la mano, y por el momento en el que la sangre empezó a
brotar de sus entrañas, yo miraba la escena, casi encantado, los demás,
completamente horrizados, quienes además intentaron socorrer a ese individuo,
pero repito, solo intentaron.
F es por la facilidad con la que de un segundo para el
otro, logré escabullirme entre la muchedumbre, que se encontraba totalmente
paralizada y aterrada y corrí, huyendo del salón donde estaba presente y perdiéndome
entre los árboles que estaban fuera del mismo, no quise mirar atrás, porque
sabía, que aunque tenía a la gente a mi merced, luego de que me desvanezca, no
dudaba en que estos iban a salir tras mi rastro.
G es por los gritos de la gente totalmente bañados en
discordia por las cosas que había hecho, y quizás por las cosas que iba a
hacer, que oía a medida que iba corriendo como si estuviese escapando de la
peor tortura jamás pensada, cada paso más lejos de ellos, pero que sonaban como
un canto de ángeles en mis tímpanos, y me daban placenteros escalofríos y
dibujaban una sonrisa en mi.
H es por Helena, quién alguna vez fue alguna chica algo
tímida, casi introvertida, pero de buena apariencia y buenas intenciones, pero
que lamentablemente el día de la reunión, en una habitación alejada del
bullicio que hacían los demás, conoció su final ante mis dos frías manos,
gracias a un estrangulamiento, y puedo decir sin remordimientos, que fue por
placer, solo por el gusto de ver a alguien morir, con tal de observar a alguien
con tantas esperanzas, sueños, y metas a concretar, ser sometida y luego
asesinada, por nadie más que yo, pero también fue para expresarme mediante un
ser humano, dejando su existencia al merced de mis manos una sensación como
ninguna, yo controlaba la vida de un ser humano total y completamente ajeno a mí,
era como jugar a ser Dios por unos escasos segundos.
Luego al estar escapando de los demás, comprendí que
quizás ésta y el pobre heroe anónimo que asesine por no obedecerme, eran las
razones por las que esas personas estaban más que furiosas conmigo y salieron
en mi búsqueda, que honor.
I es por los idiotas, que veían mis actos como
perpetraciones asquerosas, horribles, dignas de repudiar, y no las apreciaban
como realmente eran, o como por lo menos yo las veía, como obras de arte,
porque cada detalle que lograba, hacía de el acto, o de, mejor dicho, la obra,
una cosa que era difícil de explicar, pero que sin dudas rozaba la perfección,
si es que no lo era, pero si es mal visto por la gente, entonces yo tengo que
jugar el papel de un villano? Para mí, ustedes son los villanos en esta
enfermiza obra de teatro que llamamos vida.
J es por el juego mental que les estoy jugando, escondiéndome
en las sombras, mientras desconcertados tratan de dar con mi paradero, pero no
lo van a hacer, y se que uno tras otro van a ir cayendo, por mi mano artística,
con un pincel en forma de cuchillo, que se baña en pintura roja, ellos no son
nada más que los materiales de mi arte, cuando están vivos, cuando cesan su
existencia, se convierten en la obra en su totalidad, y para regodeo mío,
escuche moviéndome entre la oscuridad, que pensaban separarse para buscarme y
así poder avisarle a los otros si es que alguien me encontraba, pero eso solo
facilitaba mi tarea, además, las voces que escuche, no pasaban las diez
personas, así que doy por sentado que algunos de los que me quisieron buscar,
se asustaron demasiado como para intentarlo de verdad.
K es por el kerosén con el que bañe a dos hombres que
estaban bastante despistados, pero que se vieron total y completamente furiosos
en el momento en el que los rocié, pero en cuanto encendí el fosforo y la llama
tocó el liquido, el ceño fruncido se convirtió en una expresión de
desesperación, y los insultos en palabras y gritos de auxilio, ahh, era tan
bello ver entre todo una arboleda oscura, dos flamas que parecían bailar en el
eterno vacío, era poético, hermoso, pero las llamas se apagaban lentamente, y
el baile desaparecía, el olor a carne quemada era imposible de evitar,
finalmente los cuerpos de estos dos hombres quedaron carbonizados en el suelo,
quise quedarme más tiempo a admirar mi obra, pero oí pasos aproximándose, y
decidí volver a mi escondite en las sombras.
L es por el laberinto sin salida en donde los demás se
encontraban, y donde, por más que lo intentaran, no iban a poder escapar del
frio velo de la muerte, me sentía un artista realizando su obra maestra, con la
que me consagraría y saltaría a la fama mundial, mejor dicho, no me sentía, lo
era, y era una obra en la que tenía que
tener discreción, pero iba a dejar las cosas al azar, para que el destino, y
para que yo mismo, me sorprendiese.
M es por las melodías que creaban los gritos de una
septuagenaria a la que sorprendí cubriéndole los ojos y cortándole la garganta
con el mismo cuchillo que había agarrado hace unas horas, pero no me detuve en
la garganta, sino que también, rebane uno por uno, los colgajos de piel que
tenía en su papada, haciendo más interesante el momento, los gritos y las
lágrimas que humedecían a mi mano, eran del tipo de reacciones por las que
hacía esta clase de cosas, el arte en su máximo esplendor, suele causar este
tipo e sensaciones, y más en el artista, que era en este caso era su servidor,
que la verdad, no podía disfrutar más de lo que hacía.
Y para cuando ya estaba agonizante, saque mi mano de sus
ojos, dándole el honor de poder verme, y antes de irme, hice el último retoque,
pinchándole cada globo ocular con la punta del afilado y contundente objeto que
tenía en mi posesión, o como me gusta llamarlo, mi pincel.
N es por los repetidos "no, no, no, no por favor,
no" de una jóven que a primera vista no parecía tener más de unos treinta
y tantos, que imploraba que no la asesine, pero bueno, no me iba a dejar
comprar por unas cuantas palabras bonitas, no? Delicadamente, dando vueltas a
su alrededor, pero sin perderla de vista, corté con mi fiel compañero de metal,
parte de su vestido, me sentía casi un diseñador de modas lideando con una
modelo que no soportaba su trabajo, y digo esto porque a estas alturas la mujer
estaba desconsolada, una catarata de agua salada era expulsada por sus
lagrimales, daba asco, así que como buena persona, decidí acabar su sufrimiento
cortándole, primero, la encía superior, mientras con una mano agarraba su
cabeza para que no se mueva, en cuanto mi mano se vió bañada de sangre, empecé
a cortarle la encía inferior, lentamente, para que el corte sea profundo y
conciso, luego de teñir toda su boca de rojo, le hice pequeños cortes en los
párpados, luego para finalizar el hecho, decidí darle dos puñaladas, una en
cada riñón y después, ya cuando no ofrecía resistencia posicione el cuchillo en
medio del pecho con una mano, y con la otra, agarre una piedra y se lo clave,
cual cazador clava una estaca sobre un vampiro, para asegurarme de que no haya
quedado con vida.
Ñ es por la ñorda, o más claro, por la mierda de ser
humano que los sobrevivientes, o a quienes no había matado todavía, me
consideraban, quizás, tenían razón, podría ser en verdad un tremendo hijo de
puta, alguien que solo mata por matar, y que lo disfruta, pero cual vendría a
ser el inconveniente? Si a decir verdad, a mi no me importa, porque yo siento
una pasión gigante en lo que hago, siento como si cada persona a la que le
quito la vida, hace más feliz mi propia vida, siento como si me transportara a
un lugar totalmente diferente, totalmente inundado de paz, inundado de calma y
tranquilidad, a un lugar totalmente fuera de este mundo.
O es por Omar, quién en el comienzo de la noche se
presentó ante mí de una forma más que cordial, algo vanidoso diría yo, pero
nadie muy peligroso o que pudiese llegar a hacerme daño, pero para problema de él,
yo sí podía. Me aseguré que estuviese frente a frente en el momento en el que
saldría de las sombras para ver directamente al rostro a quién sería mi próxima
obra de arte, estaba sosteniendo el cuchillo en la mano izquierda, como me es
habitual, pero antes de confrontarlo pensé en no ser repetitivo al realizar mi
trabajo, solo lo iba a agarrar para manejar la situación y para que Omar no se
creyera más que yo.
Finalmente encontré a Omar solo, alejado de un grupo de
gente, que pareciese que ya se hubiesen cansado de ir tras mi búsqueda,
entonces, pensé que era el momento perfecto para ir tras él, para infortunio
mío, no se vió muy feliz al verme de nuevo, es más, casi parecía asustado. Sin
dudas era un descortés.
Intimidado por mi cuchillo, Omar sabía que no estaba en
posición de poder hacerme daño, menos de intentarlo, así se quedo en su lugar,
cumpliendo mis demandas, rogando por vivir un día más, pero tanto él como yo,
sabíamos que no iba a pasar.
Me acerqué a él, y le proporcioné un par de puñetazos aun
teniendo el afilado utensilio en la mano, por lo que le corté un poco la cara,
pero aún así, seguí pegándole y seguí, y seguí, Omar era una bolsa, yo era un
boxeador. Le proporcione golpes hasta que no pudo abrir los ojos por la
hinchada que tenía la cara, pero de alguna forma podía llorar, y se le oía
balbucear, pidiendo por su salvación, sus sonidos eran más que hartantes, y yo
no tenía paciencia, y antes de que pudiese efectuar un solo sonido más, me
arrodillé en el suelo, y comencé a acuchillar su mandíbula con una rabia que
casi me daba asco. Le rompí algunos dientes, y toda su cara se inundo en un
tinte rojo y espeso, me sentí mal conmigo mismo por no haberlo matado de otra
forma, pero supongo que estaba bien, total, hice mi trabajo, no como quería,
pero lo hice.
P es por la perpetración de mis crímenes, que ahora iban
a ser impedidos por la policía, o al menos, eso les gustaba pensar, no hacían
más que invadir mi estudio, porque a alguno de los sobrevivientes se le ocurrió
dar aviso a estos cerdos luego de ver que paso con los que habían sido
asesinados bajo mi mano, no eran más que entrometidos, y sabía que ahora mi
tarea iba a ser un poco más difícil y tendría que moverme más cautelosamente
para que no me atraparan, y para que esta obra no quede a la mitad, tenía un
trabajo y por más que hubiera quienes quisieran frenarlo, iba a hacer todo lo
posible para completarlo, haya personas que puedan significar un prepotente
peligro, o no.
Q es por el querer desaparecer de la faz de la tierra en
cuanto intente matar a una de las víctimas originales y fui divisado por un
cumplidor de la ley, fue tan rápido, que no tuve tiempo de esconderme y no me
quedó otra opción que salir corriendo para tratar de dejarlo atrás, ohh, pero
este policía no iba a rendirse tan fácil.
Yo era rápido, pero podía decir que el hombre no se
quedaba atrás, aunque gané buena distancia con mi corrida, no estaba del todo
tranquilo.
El sudor empezaba a brotar de mis poros cual semilla
libera su fruto en primavera, era más que molesto, el policía estaba cansado
por igual, pero en vez de correr, optó por una salida más fácil, con su mano
saco el revólver que tenía guardado en la funda en la parte derecha de su
cuerpo, y remató ante mí sin siquiera ponerlo en duda.
El suave beso del plomo recayó en mi brazo derecho, haciéndome
a mi largar un grito más que desesperante, que demostraba verdadero dolor, pero
sabía que si seguía mortificándome por esta herida, el uniformado iba a ganar,
así que con el brazo caído, casi bamboleándose, salí a un paso mucho más veloz
del que tenía hace minutos atrás. Se escucharon cinco disparos más, uno más
lejos que el anterior, que sumados, completaban su cargador, haciéndome sentir
un poco más aliviado, y darme a notar, que finalmente, lo había perdido.
R es por el remordimiento que no existía en mi, ni una
mínima parte de culpa o empatía había en mi interior, todo lo que hice yo, lo
hice bien, y lo volvería a hacer de nuevo, al jugar con la vida de las personas
no era más que una personificación del mismísimo Dios, era omnipotente, era lo
más poderoso que podían haber visto en sus miserables vidas.
Además, como podía sentir culpa cuando estaba
contribuyendo culturalmente con la sociedad? Esas obras de arte que perpetré
aquella noche, tenían sus cualidades y detalles que las hacían únicas y
totalmente diferentes unas de las otras, y todas bellas a su peculiar manera.
Yo era un artista, los demás mis obras, y el negro bosque
mi galería, y quienes recorrían sus caminos eran mis espectadores, mis
aduladores, pero siempre van a existir los críticos que van a criticar mi arte tildándolo
de inmoral, de putrefacto, asqueroso, como si supiesen de que están hablando.
Estúpidos.
S es por la sangre que provenía de mi cara cuando el policía
que creí que había perdido, me encontró totalmente desprevenido, y me
proporcionó unos cuantos golpes antes de que yo pudiese reaccionar, y también,
por la sangre del estómago del policía cuando me digné a sacarlo de encima de
mi cuerpo, cortándole toda la piel, penetrando hasta el punto más profundo de
sus entrañas, y casi gimiendo del placer que daba ver su sangre mezclándose con
la mía y teniendo de fondo el coro que eran sus sollozos de dolor y agonía,
pobre tipo, se ve que pensó que podía llegar a confrontarme y ganar, lo
compadezco, aunque debo decir que me dejo el rostro demasiado adolorido, por
eso le proporcioné una patada cuando yacía en el suelo, como se atreve a
realizar tal bárbaros actos en contra de mi persona?
T es por la transgresión de un sin fin de leyes, de
derechos humanos, de derechos civiles y derechos individuales que había
perpetrado.
Había violado casi todos y cada uno de ellos, y en una
sola noche.
Un solo hombre fue en contra de la corriente, realizó una
serie de "crímenes" solo para llevar esa noche y esos asesinatos a la
memoria de toda la gente de la comunidad para que la recuerde por siempre,
muchas personas fallecidas, quizás hasta torturadas, hasta un policía, que hizo
toda la noche aún más interesante.
No podía sentirme mejor conmigo mismo, había logrado algo
que parecía un objetivo totalmente inalcanzable en las noches largas en las que
no podía conciliar el sueño, en donde todos mis pensamientos enfermizos se
conglomeraban para crear un concepto, una idea, que podía llegar a revolver el
estómago del hombre más duro, que podía llegar a horrorizar a cualquier persona
que alguna vez haya pisado un pie en este planeta.
Me sentía más que realizado.
U es por la utopía donde me encontraba esa misma noche,
todo parecía perfecto, y nada parecía poder arruinarlo.
V es por la velocidad con la que dicha utopía se quebró,
y se convirtió en una distopía.
Cuando todo parecía perfecto, estaba en mi propio mundo,
imaginando en mi mente los crímenes que cometí, y los que quizás en algún
futuro iba a cometer, estaba completamente cegado por mi vanidad, tanto que no
escuché como en un momento salieron 2 personas de entre los árboles y me
vieron. Para infortunio mío, no eran más que policías, mis viejos amigos,
salieron de la nada con intenciones de capturarme para que penalicen mis actos.
Ahh, si tan solo no me hubiese hundido en mi propio
océano de placer, quizás no hubiese pasado dicho encuentro.
Me estaban apuntando con un revólver cada uno, podía ver
los cañones de los dos, y sabía que estos no iban a dudar en disparan, y más
por lo que le había hecho a su compañero.
Se acercaron lentamente hacía donde yo estaba sentado, y
la desesperación empezó a tomar un gran papel en mi interior, entonces decidí
lo que a esas alturas se veía como lo más ortodoxo.
Con el cuchillo en mano, empecé a automutilarme dándome
puntadas con la afilada hoja que rajaban mi piel a la mitad, y tocaba todo mi
interior, con su color rojo oscuro, que era producto de toda la sangre seca que
le había quedado.
Pero los uniformados quisieron impedir que me suicide, ya
que la hubiera tenido bastante fácil, así que me tomaron de un brazo cada uno,
y me llevaron con ellos, mi abdomen estaba totalmente rojo por mi sangre, y
estaba apenas consciente, mi decisión solo me llevo a la mitad de camino, no
estaba muerto, pero tampoco vivo, estaba agonizando por mi propia causa.
W es por el whisky que estaban tomando los dos policías
en el coche al haberme capturado.
Era repudiable ver como se mofaban de mi, como se sentían
superiores solo por haberme amenazado con un cañón de metal portátil, y yo ahí,
siendo incapaz de callarlos con una cortada en el pecho, yaciendo en el suelo
de la camioneta, por mis cortaduras internas que casi me hacían encontrarme con
la muerte.
Pero ellos eran unos completos idiotas, y se les denotaba
mucho que lo eran, no trataban de ocultarlo, como si estuviesen gritando a los
cuatro vientos, cual estúpidos eran, patético.
Ideé unas veinte formas de como escapar camino a la
comisaría, pero decidí no ponerlas en práctica, porque quizás las consecuencias
iban a ser mucho peor, era la primera vez en mucho tiempo en la que en verdad
temía por mi vida.
X es por la xerografía, método por el cual copiaron mis
expedientes, y una copia detallada de que crímenes había cometido, contando los
de esta noche, para así, poder presentárselos al jefe de la comisaría para ver
que era lo que iban a hacer conmigo.
Todos se reían de mí, mientras yo me encontraba esposado
y sin posibilidades de hacer algo para evitar mi condena o para evitar las
burdas burlas, y los presentes no escatimaban en insultos, en bromas, en
estúpidas palabras que salían de sus asquerosas bocas, ohh, como los hubiese
callado a todos si hubiese tenido la más mínima oportunidad.
Pero a decir verdad, todos sus insultos iban en segundo
plano, ya que por mi creciente dolor, apenas estaba en condiciones de
mantenerme en pie.
Y ahora quienes se creían Dios, eran esta gente, que
apresa a la gente cobardemente con pistolas, y con fuerza bruta, totalmente
carecente de gracia, de arte, cerdos.
Y es por los yuyos secos que pisé en el momento que me
escapé de esa institución infestada por nefastos protectores de la ley.
Cuando me dejaron en mi celda preventiva, antes de
decidir finalmente que iba a pasar conmigo, apenas me desposaron, tome al
guardia cénil que me había escoltado hacia mi hogar temporal, rodeando mi brazo
derecho en su cuello, y usando la mano izquierda para usar el arma que tenía en
su cinturón, disparando contra todo policía que pudiese ver, y usando al pobre
guardia como escudo humano.
Atravesé el pasillo principal rápidamente, caminando en
reversa, y cuando llegué hacia la puerta, me congelé unos segundos, viendo los
rostros de todos los policías totalmente idos de su paz, con ganas de solo ver
mi sangre correr y regodearse en ella, al ver esa reacción que provoqué, no
pude evitar dar una sonrisa, que se mezclo con una expresión de dolor, gracias
a la brillante idea que había tenido minutos antes.
Solté al guardia, que cayó desplomado al suelo por la
gran cantidad de balas que quedaron en su cuerpo y me di a la fuga por la
ciudad, metiéndome en cual callejón pudiese ver, para así poder confundir a los
guardias para que no hallen mi posición, y poder salirme con la mía.
Z es por el zen que encontré en el momento en el que me
vi a mi mismo en un callejón donde no se veía ni un haz de luz, totalmente
alejado de las sirenas que no iban a descansar hasta encontrarme,
preferentemente vivo.
Con todo el esfuerzo que realicé, mi herida estaba en la
peor de sus condiciones, y por consiguiente, yo también.
Me di cuenta que no podía llegar a sobrevivir a esto,
porque si me trataba el corte que yo mismo me había producido, iban a dar con
mi paradero y me iban a apresar.
Sabía que esta era la escena final de mi ópera personal.
Entonces, me regodeé en los pensamientos de los "crímenes"
que había cometido, de las expresiones de las personas en su último segundo de
vida, en el momento en que dejan su forma terrestre y se van al mundo de los
muertos, también, me daba placer el tratar de recordar sus gritos, los gritos
desesperados, los gritos con miedo, con desesperación, los sollozos de dolor,
las lágrimas, el llanto, todo eso era una combinación de elementos que
fácilmente podía conformar un ideal de belleza.
Cada vez me iba debilitando más y más, y la sonrisa de mi
rostro se hacía cada vez más pequeña, pero estaba contento, estaba feliz, en
una noche viví más que en toda mi miserable y asquerosa vida, era todo un
logro.
Y puedo decir, que no iba a morir solo, me llevé a muchas
personas, que de una manera simbólica, también murieron conmigo.
Hasta el último segundo pensé en todas las fechorías que
había perpetrado, y era una dósis de felicidad en mi ser, solo me sentía algo
triste, porque nunca más me iba a sentir de esta manera, pero supongo, que
valió la pena sentirlo una sola vez, porque fue la mejor noche que tuve en mi
vida.
No puedo pensar claramente a esta altura del partido,
solo fragmentos de cosas se presentan en mi cabeza, mi deceso está cerca, y mi
forma humana va a encontrar su final, pero sé, que mi legado se va a mantener por siempre.
Maricel Atala - colegio 712 - 4° 2°