Madres
Hay algo más reconfortante que
llegar a tu hogar, luego de un día agobiante y encontrar la comida lista, ese
olor a “familia”, ese… ¿cómo fue tu día hoy?... ¿ necesitas algo?
¿Cuántos soñamos con ese día?, ¿Cuántos
de nosotros aún olemos el aroma de jazmines
que respirábamos en esos abrazos interminables y acogedores?
Les voy a contar una historia:
Siete años atrás la vida me
arrancó a la persona que me cuidó durante 9 meses en su vientre, aún imagino
sus dientes, el color de su risa, su altura, su pelo luminoso, su voz que por
las noches transformaba mis pesadillas en esos sueños llenos de sirenas.
¿Cómo me siento hoy después de 7 años? Devastada, llena de
preguntas que quedarán in respuestas, llena de palabras que debí soltar, llena
de amor que no brindé a tiempo.
¿Cuántas veces a diario
protestamos con nuestros padres por pequeñeces? Si solo nos quieren cuidar,
mimar y proteger; prepararnos para
buscar nuestra felicidad.
Muchas de mis noches no serán las
mismas, los desvelos llenos de oscuridad y temor al pensar: ¿qué haré sin mi
padre? Si así me siento hoy sin mi madre ¿qué haré sin mi padre?
Si tenés a tu madre cerca abrazala,
cuidala, mirala a los ojos y dale las gracias. No pierdas el tiempo, no cometas
ese error, porque la vida es HOY.
A veces, en mis sueños más
profundos canalizo mi amor y lo expando
en todas las direcciones, porque mi madre siempre estará. Ellas siempre están
porque se sienten al respirar, su perfume. Ellas nunca abandonan a sus hijos, ellas
siempre se quedan por acá.
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