sábado, 23 de agosto de 2014


Madres



Hay algo más reconfortante que llegar a tu hogar, luego de un día agobiante y encontrar la comida lista, ese olor a “familia”, ese… ¿cómo fue tu día hoy?... ¿ necesitas algo?
¿Cuántos soñamos con ese día?, ¿Cuántos de nosotros aún olemos el aroma de  jazmines que respirábamos en esos abrazos interminables y acogedores?
Les voy a contar una historia:
Siete años atrás la vida me arrancó a la persona que me cuidó durante 9 meses en su vientre, aún imagino sus dientes, el color de su risa, su altura, su pelo luminoso, su voz que por las noches transformaba mis pesadillas en esos sueños llenos de sirenas.
¿Cómo me siento hoy  después de 7 años? Devastada, llena de preguntas que quedarán in respuestas, llena de palabras que debí soltar, llena de amor que no brindé a tiempo.
¿Cuántas veces a diario protestamos con nuestros padres por pequeñeces? Si solo nos quieren cuidar, mimar y proteger;  prepararnos para buscar nuestra felicidad.
Muchas de mis noches no serán las mismas, los desvelos llenos de oscuridad y temor al pensar: ¿qué haré sin mi padre?  Si así me siento hoy  sin mi madre ¿qué haré sin mi padre?
Si tenés a tu madre cerca abrazala, cuidala, mirala a los ojos y dale las gracias. No pierdas el tiempo, no cometas ese error, porque la vida es HOY.
A veces, en mis sueños más profundos canalizo mi amor y  lo expando en todas las direcciones, porque mi madre siempre estará. Ellas siempre están porque se sienten al respirar, su perfume. Ellas nunca abandonan a sus hijos, ellas siempre se quedan por acá.    

Aldana Vecchio 

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