sábado, 23 de agosto de 2014

Cuento

Mi hermano es un sicario




Hace varios días que no puedo conciliar el sueño tranquila….
Llueve, las noches más frías y lúgubres que el mes de junio puede pedir. A tempranas horas de la madrugada todas las personas dentro de un rango normal se encuentra en sus camas; calentitas y dándose el placer de dormir. Pero hay alguien que falta…Mi hermano.
He llegado a pensar que sus motivos para estar fuera de nuestra casa sean solo tonterías. Tal vez tenga una novia, o salga de joda. Mi intriga saberlo.
Una noche, desesperada para confirmar mis dudas, tuve la grandiosa idea de investigar su balcón. Empecé revisando mochilas, armario, debajo de la cama, por todos lados, y nada. Era frustrante, así que pensé en que estaba gastando mi tiempo e cosas sin sentido. Fue ahí cuando sin querer, tropezando con la puerta del armario para salir, cayó algo de arriba del armario. Era una carta, lo más llamativo es que tenía….¿sangre?, si sangre; y tenía un nombre tachado varias veces con lápiz negro de color, Donovan Carvel.
Fue difícil conciliar el sueño después de esto. Mi mente era un descontrol, sabía que algo no andaba bien y me moría por saber que, así que tomé una decisión. El caso está en mis manos.
A la mañana siguiente, mamá había preparado el desayuno.
-¿No vas a querer una tostada entonces?- dijo mirándome extrañada.
-La verdad que no, no me apetece comer con tanto misterio acá en casa-siempre devoraba 5 tostadas en el desayuno, creo que no fue muy sutil de mi parte.
-Como quieras. Te dejo amor, nos vemos a la noche- mamá trabajaba en un muy importante banco de la ciudad, pero aún así éramos una familia sencilla.
Después de que se fue, seguí en la cocina pensando en ese tal Donovan, hasta que el sospechoso número uno anunció sus presencia.
-Buuuueeeeeenos días tonta…¿todavía quedan galletitas? Me muero de hambre.
-Si, en la alacena. Por cierto….¿Porque estás llegando muy tarde a la casa últimamente?. NO es que me importe, digo…..
-Cosas de gente grande, pequeña. Además te ves muy cansada
-No estoy durmiendo bien.
-Ya veo.
-Si, al menos lo notaste- me miró fijamente.
-¿Eso es sarcasmo?
-No, para nada.
-Okay
Por un momento el ambiente se puso muy tenso. Juro que podía tocar el aire.
-Me voy a bañar, sino llegaré tarde a la reunión semanal, es todo un tema porque….- se calló abruptamente.
-¿Qué reunión?- eso era interesante.
-Nada, volvé a tu desayuno, nos vemos.
Eso si fue extraño
Mientras se duchaba, aproveché para ver si en su habitación habían nuevas pistas que ayer anulé por completo. Nada, todo igual.
Quise ver de nuevo el nombre completo de ese hombre de la carta, podía buscar información después de todo eso no era malo.
Como gran torpe que soy, se me escapó la carta de mis manos y cayó debajo de la cama. Me agaché a recogerla y sentí algo duro debajo de mi mano; era pequeño, frio, de hierro; por lo que veo, y puntiagudo. Al asomarme vi algo que o esperaba encontrar….Una bala, usada y manchada con sangre seca.
Esto no podía ser real, pero todas las pistas encajaban: la carta, su manera rara de comportarse, la bala…hay que tomar medidas drásticas.
Luego de que se fuera a la universidad, se me dio por seguirlo. Como siempre se detenía a atarse los cordones cada 7 cuadras. Que estúpido.
Íbamos llegando a la equina del edificio cando giró a la izquierda desenfrenadamente, y se encaminó por un estrecho pasillo al que daba el lateral a una fábrica de cajas. Lo más extraño fue que lo esperaba un hombre. Tez blanca, no muy viejo, y con rostro irreconocible por la capucha que le tapaba la cara.
Me escondí detrás de un cubo e basura, y presté atención a su conversación.
-¿Trajiste la plata?-Preguntó el hombre.
-No, no la hay. No estaba de acuerdo.
-Mhhhhhm de acuerdo…¿noticias de Don?
Dijo “Don”, será por….
-Sip. Trabajo hecho. Fue más fácil delo que pensaba. Aunque se defiende muy bien.
-Es un desgraciado, merecía morir.-No por favor no.
-Eu, que te quede claro algo, a mi me contratan para cumplir un objetivo, lo resuelvo, me pagan y desaparezco.
Me sentía mareada y perdida.
-Mañana tendrás tu paga. Por ahora te felicito por acabar con ese bastardo.
-No hay de que. La sangre menos inocentes la más fresca.
-Necesito que me enseñes como disparar con tanto estilo.-le decía de una forma tan natural.
-Claro, pero…¿no querrás decirme algo más?
-Si, tu próxima víctima.
Alcancé a distinguir u papel arrugado en ml estado. Cuando miré mas de cerca vi la cara de mi hermano, para de un bronceado suave a un blanco nieve.
-No puede ser.-Fue lo único que dijo.
-Lo siento, pero de tal palo, tal astilla.-El hombre sonrió maliciosamente.
Más allá de la sorpresa entendí todo.
-Papá, voy por vos-dijo mi hermano.
Fueron las palabras más duras que había escuchado.
Mi hermano, era…..un sicario. Y lo peor de todo, su próxima víctima era un sucio, atrevido, controlador, vago, pero ates que todo…nuestro padre.
                                                                                                     Continuará…



Melisa Alderete 4° 2° esc. 712 



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